Los Sonidos del Tiempo
nos hablan de la posibilidad de experimentar la atemporalidad. Nos conectan con
un estado de presencia que únicamente se da cuando uno está atento con todo su
ser, sumergido en cuerpo y alma en el momento presente.
Nos hablan de que
ellos no pasan con el tiempo sino que permanecen y pertenecen al tiempo, y al pertenecer a éste no están ni en el
pasado ni en el futuro, sino que están justamente aquí, ahora, en este
preciso momento.
Inmediatamente
aparecen distintos interrogantes: ¿cuáles son estos sonidos?, ¿qué son estos
sonidos? Y por consecuencia nos preguntamos fundamentalmente: ¿Qué es el sonido?
Para muchas
personas el sonido es aquello que simplemente podemos oír.
Y maravillosamente el sonido es mucho más que eso; es todo lo que podemos oír y todo aquello que no podemos oír también; aquello que seguramente podríamos sentir.
Y maravillosamente el sonido es mucho más que eso; es todo lo que podemos oír y todo aquello que no podemos oír también; aquello que seguramente podríamos sentir.
Partimos del hecho de que el sonido es vibración y que en éste habitan infinitas
frecuencias. Por ende, todo lo que existe vibra. ¡Todo
lo que existe vibra! Nosotros, la naturaleza, nuestro planeta, nuestro
universo, nuestro cosmos, ¡todo!
Por lo tanto todo
es sonido. Y si todo es sonido, porque el sonido es vibración, y todo lo que
existe vibra; entonces todo, absolutamente todo está en continuo movimiento.
También nosotros somos seres de movimiento, y somos movidos por los distintos
movimientos que acontecen en la vida diaria. Podríamos decir que nuestra razón
de ser es estar en movimiento…
Estos sonidos
tienen su origen hace muchísimo tiempo atrás, su contenido es tan potente y
lleno de significación que aún perdura en nuestros días. No solo perduran
sino que se actualizan constantemente.